"Rambo: Last Blood" recibiendo 4 estrellas en la revista Fotogramas, José Luis Garci dedicado a las precuelas de su viejos y rancios éxitos, Amenábar haciendo pelis sobre la Guerra Civil Española, Joaquin Phoenix en su enésima (sobre)actuación como personaje atormentado, la depresión post-parto de la saga Los Vengadores de Marvel, Woody Allen estrenando pelis de nuevo con el aplauso del público mientras su hija llora en la consulta del psiquiatra...vivimos tiempos extraños en la industria del cine. Si una supuesta revista de cine como ACCIÓN se dedica a vender calendarios de Cristiano Ronaldo y Ariana Grande es que algo huele a podrido. No puede ser casualidad que desde que Ángel Sala es director del Festival de cine de Sitges (o sea, desde 2001...y luego nos quejamos de la monarquía...este si que está apoltronado en su trono!) la historia del cine haya entrado en decadencia. Y no hablo de la ola de trapos sucios que ha reventado Hollywood (desde Harvey Weinstein a Kevin Spacey pasando por el ya clásico granuja de Polanski y terminando con la agonía de un Woody Allen que hace películas como quien se limpia el culo en el retrete: por pura necesidad rutinaria) sino de la infantilización del cine (Marvel es la máxima culpable...perdón, quise decir Disney) y la masificación grosera y absurda de las plataformas digitales (con esas palabras/términos tan de moda y ya cansinas que son Netflix, streaming, VOD y demás). A Hollywood (y el resto del planeta) siempre le han faltado ganas de explotar ideas originales. Y con el paso de las décadas nos hemos dado cuenta que es más rentable reciclar viejas ideas y épocas para explotarlas pensando que si una vez tuvieron éxito volverán a tener éxito. O quizá me equivoque y simplemente el ser humano no da para más. Hasta aquí hemos llegado. Hemos implosionado en la era digital, en esta tecnocracia donde hemos sustituido el cerebro por un teléfono móvil.
Atención a lo que ha escrito Ángel Sala este mes en la revista Fotogramas (a propósito del actual estado del género de terror): "La multiprogramación en canales temáticos o plataformas, que convierte monstruos antaño peligrosos como Jason Voorhees, Freddy Krueger o los mismísimos zombis en personajes casi familiares." Semejante rebuzno es digno de estos tiempos, de la crítica cinéfila del siglo XXI. Ahora resulta, según Sala, que Jason Voorhees y Freddy Krueger eran peligrosos. ¿Realmente este hombre ha vivido el cine de terror de los años 80's? ¿Realmente cree que el Freddy Krueger que soltaba chistes mientras perseguía a jovenzuelos era peligroso y daba miedo? ¿De verdad era peligroso y transgresor el Jason de las mil y un estúpidas secuelas de Viernes 13? ¿Este hombre ha visto un film como Freddy Vs Jason? ¿Este hombre ha visto cine de terror? ¿Este hombre ha visto films ochenteros clásicos como "La Divertida Noche de los Zombis"?
En fin, a mis 44 años no quiero parecer un vejestorio como Miguel Juan Payán (ese que cuanto más escribe de cine menos tiempo le queda para aburrir a su familia). Ya no se hacen bandas sonoras como las de John Williams y Steven Spielberg está amortizado desde el díptico La Lista De Schindler/Parque Jurásico que le procuró millones y Oscars para saciar su ambición. Kubrick se nos murió al final del siglo pasado y los productores de cine que violan actrices empiezan a estar mal vistos (¡ya era hora!). Hemos dejado atrás, muy atrás, el terrible siglo XX y nuestra vida se concentra en la pequeña pantalla de mierda de un teléfono móvil (¡porque nosotros lo valemos!). La ceremonia de los Oscars ha sido sustituida por la Comic-Con de San Diego, las películas adultas por películas de superhéroes para niños de 8 años y las revistas de cine ahora hablan de series de televisión.
No, cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero desde que fui al cine a ver Braveheart (1995) no he vuelto a sentir ese escalofrío de conmoción y emoción cinéfila al escuchar el grito de "Libertaaaaaaaad" de un Mel Gibson que supo mezclar como nadie poesía y cojones. Ahora el grito de Libertad de William Wallace se ha sustituido por un chiste de Iron Man. El cine actual vive en pecado...
Atención a lo que ha escrito Ángel Sala este mes en la revista Fotogramas (a propósito del actual estado del género de terror): "La multiprogramación en canales temáticos o plataformas, que convierte monstruos antaño peligrosos como Jason Voorhees, Freddy Krueger o los mismísimos zombis en personajes casi familiares." Semejante rebuzno es digno de estos tiempos, de la crítica cinéfila del siglo XXI. Ahora resulta, según Sala, que Jason Voorhees y Freddy Krueger eran peligrosos. ¿Realmente este hombre ha vivido el cine de terror de los años 80's? ¿Realmente cree que el Freddy Krueger que soltaba chistes mientras perseguía a jovenzuelos era peligroso y daba miedo? ¿De verdad era peligroso y transgresor el Jason de las mil y un estúpidas secuelas de Viernes 13? ¿Este hombre ha visto un film como Freddy Vs Jason? ¿Este hombre ha visto cine de terror? ¿Este hombre ha visto films ochenteros clásicos como "La Divertida Noche de los Zombis"?
En fin, a mis 44 años no quiero parecer un vejestorio como Miguel Juan Payán (ese que cuanto más escribe de cine menos tiempo le queda para aburrir a su familia). Ya no se hacen bandas sonoras como las de John Williams y Steven Spielberg está amortizado desde el díptico La Lista De Schindler/Parque Jurásico que le procuró millones y Oscars para saciar su ambición. Kubrick se nos murió al final del siglo pasado y los productores de cine que violan actrices empiezan a estar mal vistos (¡ya era hora!). Hemos dejado atrás, muy atrás, el terrible siglo XX y nuestra vida se concentra en la pequeña pantalla de mierda de un teléfono móvil (¡porque nosotros lo valemos!). La ceremonia de los Oscars ha sido sustituida por la Comic-Con de San Diego, las películas adultas por películas de superhéroes para niños de 8 años y las revistas de cine ahora hablan de series de televisión.
No, cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero desde que fui al cine a ver Braveheart (1995) no he vuelto a sentir ese escalofrío de conmoción y emoción cinéfila al escuchar el grito de "Libertaaaaaaaad" de un Mel Gibson que supo mezclar como nadie poesía y cojones. Ahora el grito de Libertad de William Wallace se ha sustituido por un chiste de Iron Man. El cine actual vive en pecado...
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