jueves, 17 de octubre de 2019

VERANO DEL 84 (2018): REPUGNANTE (Y ABURRIDO) OCHENTERISMO MILLENNIAL



El director Ti West (The Inkeepers, The House Of The Devil) fue la punta del iceberg del cine vintage mimetizando el terror de los años 70 y primeros 80 en este siglo XXI. Ahora la cosa ha degenerado hasta el fenómeno de los tres directores (François Simard, Anouk Whissel y Yoann-Karl Whissell) que debutaron en largo con Turbo Kid (2015) que se convirtió en un pequeño fenómeno freak dentro del mundillo del gore cinéfago ochentero. Con Verano del 84 estrenaban su segundo film y aunque lo han paseado por donde lo tenían que pasear, festivales de mala muerte como SITGES, al faltar gore y chistecillos ya no es lo mismo. Ahora la cosa se parece más a los peores momentos de Ti West



Pero el problema no es el ochenterismo absurdo de los directores sino el aburrimiento supino de un film con un argumento mil veces visto (un chaval que sospecha qeu su vecino es un asesino en serie, calcado al de la ochentera Noche de Miedo con el chaval convencido que su vecino es un vampiro) pero aún peor: el ritmo lento donde no pasa nada de interés! O sea, que cien minutos de metraje son muchos minutos cuando no pasa nada...salvo ver a los cuatro estereotipos ochenteros (el gordo, el salido, el macarra y el héroe) deambulando por su barrio residencial aburridos de la vida....sí, como IT (2017) pero en peor. Porque aquí el prota parece una imitación de Michael Cera (si no sabéis quien es mejor para vosotros) que suspira por la chica ideal, o sea su vecina de en frente, mientras suelta comentarios sobre Spielberg y Star Wars (¿pillais la cantidad de tópicos y estereotipos que explota el film pero sin ambiciones humorísticas?)

Quien espere los mejores momentos de Spielberg aquí se llevará un chasco, los que busquen gore o sexo aquí también se sentirán defraudados, los que qiueran un buen guión o algo de originalidad tampoco encontrarán nada aquí. ¿Y qué demonios hay entonces en el film? Pues a sus tres directores masturbándose con su propio ochenterismo, es la razón más lógica para explicar este desastre fílmico.

Obviamente tras esta pantomima de peli los responsables ya están trabajando en Turbo Kid 2, con lo que se presume que su carrera se reducirá a eso, a vivir de las rentas de su primer film, aunque antes de todo eso había rodado un puñado de cortos (yo he visto Demonitron, en plan falso trailer de esos que puso de moda Tarantino hace lustros) explotando lo que antes se llamaba cine psicotrónico.

 Los tres directores responsables de este bodrio



Así que lo importante de todo esto es tomarlo como ejemplo de hasta dónde el cine y los fenómenos sociales cinéfagos han degenerado en este siglo, ahora les ha dado a muchos por explotar los años 80 como antes se explotaba la cultura de los 70, y no tardará en aparecer (ya han salido los primeros films)  la explotación de los años 90.

Por cierto, la banda sonora firmada por Le Matos (sí, igual que en Turbo Kid) plagia tanto al peor Carpenter que asusta y encima no deja de sonar todo el rato en el film venga o no venga a cuento...con lo que parece que estemos viendo siempre la misma escena....insufrible!

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