Hace ya mucho tiempo señalé la decepción ante las taquillas de films como Passengers (con Jennifer Lawrence cobrando más que Chris Pratt y apareciendo su nombre primero en los créditos, pese a que sale mucho menos que Pratt en el film) o Tomb Raider (con una Alicia Vikander que nada tenía que ver con la tetuda Angelina Jolie) que deberían haber sido los iconos de un nuevo cine más feminista, donde las actrices protagonistas además de cobrar más y tener más respeto en la industria no serían meros objetos sexuales ni aparecerían en plan sexy en sus papeles o material promocional. Por otro lado Capitana Marvel y sobre todo el fenómeno social de Wonder Woman sí conseguían el éxito pese a toda la polémica de que una Gal Gadot supermodelo delgada interpretara a la amazona de DC. Claro que Capitana Marvel y Wonder Woman tenían un tufo de querer aprovechar la revolución del MeToo en beneficio propio sin entrar en profundidad en un mensaje realmente feminista. Aunque en principio el nuevo cine femenino (o protagonizado por mujeres) estaba resultando decepcionante en taquilla el ruido de Wonder Woman disimuló el asunto y engañó a propios y extraños. Obviamente, también depende de la calidad y comercialidad de las propuestas, y que la taquilla muchas veces no hay quien la entienda (o sea, que no entendemos que le gusta realmente al público en un momento dado). Ahora, tras el brutal fracaso de la nueva versión de Los Ángeles de Charlie (con esa Kristen Stewart que tanto alardeó del film y su mensaje) y la decepcionante taquilla de la enésima (e innecesaria) versión de Mujercitas (¿Acaso no era profundamente feminista ya la Winona Ryder de la versión de 1994?) volvemos a la decepción con esta etapa más feminista del cine de Hollywood. Por supuesto, ahora, queda saber qué pasará con la Viuda Negra de Scarlett Johansson, las Birds Of Prey de Margot Robbie o la nueva Wonder Woman ochentera frente a iconos del macho cinematográfico como el nuevo James Bond o la secuela de Top Gun.
En un año que ha empezado con los aplausos y revindicación de Polanski y su nueva película como reacción a la polémica y los boicoteos ante su estreno por la enésima denuncia por violación del director (es increíble que el violador de niñas Roman Polanski siga andando por la calle!) dudo yo mucho que este vaya a ser el año de la confirmación de la revolución feminista en el cine. La crítica de cine sigue siendo machista, los directores de revistas de cine son hombres y los que mandan en los grandes estudios, empezando por la todapoderosa Disney, son hombres. ¿Dónde está la revolución feminista? ¿Dónde están los necesarios cambios de poder y de paradigma? Se habla mucho de feminismo, pero se practica poco. Aún estamos en la fase teórica del asunto, mientras Marvel sigue en la Fase Anal de su Universo.
Mientras, sigue el debate ya añejo de cine de viejos que no tienen nada nuevo que decir (Scorsese, Tarantino) versus cine de superhéroes que es lo que le gusta a la gente (Márvel, Warner) el feminismo sigue haciendo ruido pero no se impone. Es engañoso, precisamente, el ruido mediático que ha conseguido porque se debe más al morbo y el sensacionalismo que a una verdadera concienciación social del asunto. Mientras, el cine sigue a lo suyo con la innecesario remake de West Side Story, la enésima secuela de Fast & Furious (cine machista en todo su esplendor, al estilo Bond... o porque copia a Bond) o gilipolleces como Halloween Kills que promete ser más estúpida que la anterior (esa donde Jamie Lee Curtis parecía un clon de la Linda Hamilton de Terminator 2 acumulando armas y totalmente paranoica con la llegada de un terminator...perdón, de un Michael Myers)
James Bond se las folla a todas (y seguirá haciéndolo en 2020)
Entre pelis de Marvel, secuelas, remakes, reciclaje, reimaginacions y reboots el 2020 no promete nada nuevo para el cinéfilo de andar por casa. Tendremos que esperar a lo que será el nuevo film de Jonathan Glazer para saber si este año no nos vamos de vacío como en el 2019....
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